ACERCA DE LAS PRUEBAS DE ESTADO
Hola a todas y a todos. Cuando ya creía que había perdido mi blog, intenté por enésima vez abrirlo y esta vez usé las palabras "Ábrete Sésamo" y funcionó. Les traigo a consideración este "subversivo" artículo de José Fernando Ocampo acerca de las pruebas del Icfes. Por favor aporten al debate
Hola a todas y a todos. Cuando ya creía que había perdido mi blog, intenté por enésima vez abrirlo y esta vez usé las palabras "Ábrete Sésamo" y funcionó. Les traigo a consideración este "subversivo" artículo de José Fernando Ocampo acerca de las pruebas del Icfes. Por favor aporten al debate
LOS EXÁMENES DEL ICFES: ATROPELLO A LOS
ESTUDIANTES
José
Fernando Ocampo
Las
nuevas pruebas de Estado, que comenzó a ensayar el Icfes el año pasado, son una
muestra de la irresponsabilidad y la manipulación con que se está manejando el
ingreso de los estudiantes colombianos a la educación superior. Es
irresponsable que se aplique una teoría sobre la educación y sobre las pruebas
de manera improvisada, con unos cuestionarios que carecen de validación alguna,
cuyos supuestos ideológicos no resisten una controversia seria. Pero, además,
se está manipulando a las instituciones y a los maestros para obligarlos a
adoptar la educación por competencias desde la oficina del Icfes. En esta forma
convierten a los estudiantes en conejillos de Indias para demostrar, con el
fracaso de los resultados, que la educación que actualmente imparten los
maestros no sirve y que, por tanto, ellos tampoco.
En
efecto, el cambio a pruebas de competencias de las de conocimientos y
aptitudes, como eran antes, han mostrado unos resultados catastróficos. Por
ejemplo, solamente el 3 ó 4% alcanza puntajes por encima de 80 sobre 100. Es
decir, casi nadie obtiene calificaciones altas y menos de 4% está por encima de
70 puntos en las diferentes áreas. Los colegios son clasificados basándose en
una de las cuatro formas de calificar los cuestionarios y no por las pruebas
mismas. Por eso cunden el desconcierto, la confusión, el caos y la preocupación
entre las instituciones, que no alcanzan a comprender por qué sus estudiantes,
que antes lograban buenos resultados, hayan fracasado con las nuevas pruebas.
Entonces la conclusión de las instituciones, simplemente para proteger a sus
estudiantes, es la de moverse hacia una educación por competencias.
Casi
cada actividad humana es una competencia. Por eso las competencias son
innumerables. Algunos expertos han identificado más de 30 grupos de ellas y
solamente en las laborales señalan más de 350. En las pruebas del Icfes
seleccionaron tres: la interpretativa, las argumentativa y la propositiva. Es decir,
que el ingreso a la educación superior depende de que los estudiantes
demuestren su capacidad en estas tres competencias. Para ello han elaborado
cuestionarios que no resisten un análisis riguroso. De aquí surge una serie de
preguntas: ¿por qué estas tres competencias definen el ingreso de los
estudiantes a la universidad? ¿Qué interpretación le dan los funcionarios del
Icfes a cada una de las tres competencias? ¿Cómo se aplican estas competencias
a cada una de las disciplinas en las cuales se examina a los estudiantes?
¿Están probando la capacidad de los estudiantes, o lo que se proponen es
inducir la implantación de una determinada teoría psicológica en la educación
colombiana?
En
las áreas de ciencias sociales el cuestionario es absurdo. En primer lugar,
todas las opciones de respuesta a las preguntas son pertinentes y la respuesta
valedera depende de la particular visión del funcionario del Icfes. ¿Cómo
hacen, entonces, los estudiantes para acertar? En segundo lugar, la carga
ideológica de las preguntas es insoportable, porque para acertar en la
respuesta el estudiante tiene que coincidir con la concepción del interrogador.
Es decir, las preguntas son completamente sesgadas y los estudiantes deben
someterse al pensamiento de un interrogador que ni conoce. En tercer lugar, la
respuesta no depende del conocimiento de los hechos, o sea, de que los hechos
hayan sucedido o existan, sino de la manipulación del lenguaje, y lo que los
estudiantes interpreten, no importa lo absurdo de la pregunta. En cuarto lugar,
la definición de cada una de las tres competencias responde a una concepción
lingüística y ética muy particular. Por ejemplo, la argumentación no es la
capacidad de aducir argumentos para sostener una opinión; consiste es «en la
acción promotora del fortalecimiento de la Íntersubjetividad en las decisiones
de carácter moral». No tiene sentido, por otra parte, que se cambie la
comprensión de un texto por su interpretación, la cual depende de posiciones o
situaciones completamente subjetivas o ideológicas. En quinto lugar, la
obligación que se les impone a los estudiantes de «proponer» se vuelve
imposible cuando se aplica a los hechos históricos o a la geografía física, dos
áreas fundamentales del examen. Pero en las áreas de ciencias naturales las
tres competencias son aún más absurdas. Cuando los resultados califican la
capacidad de argumentar o proponer en materias como la física, química y
biología, una de tres: o se considera que el nivel científico de los
estudiantes debe estar a la altura de la más alta investigación para proponer o
argumentar; o lo que se quiere es que los estudiantes hagan proposiciones
insubstanciales, simplemente con el prurito de que propongan en materias que
superarán siempre su preparación de bachillerato o de la misma universidad
especializada; o se espera sólo que los estudiantes se refieran a las
consecuencias «morales» de aplicaciones científicas o técnicas que no son
estrictamente del conocimiento de ellas. Es muy claro. El Icfes se propone
inducir una reforma educativa desde los exámenes de Estado, con una ideología,
con una teoría, con una tendencia psicológica de determinada orientación. Ni la
ha discutido con nadie, ni la ha puesto a consideración del país, ni la conocen
los maestros, ni la han practicado los estudiantes, ni la han aplicado las
instituciones educativas. Todo proviene de un grupo de psicólogos intelectuales
de la Universidad Nacional—Bogoya, Jurado, Torrado, Acevedo, Solsona y
otros—que desprecian a los maestros, que no conocen la educación colombiana, que
se basan en la teoría filosófica posmoderna del caos y la incertidumbre, que se
confiesan defensores radicales del relativismo científico, que confunden en un
mismo saco la ciencia y la moral. Las pruebas por competencias del Icfes tienen
propósitos muy diferentes a los de definir el ingreso de los estudiantes a la
educación superior. Basándose en una teoría, en una ideología, en una tendencia
psicológica, lo que intentan es imponer la educación por competencias en todas
las instituciones, probar que los maestros colombianos no sirven, que la
educación pública hay que cambiarla y abrirle camino a la nueva reforma
educativa auspiciada por los organismos internacionales de crédito y que se
denomina Nuevo Sistema Escolar, hoy experimentándose en cinco departamentos y
500 colegios
Primero,
se viola la autonomía escolar de la Ley General de Educación para volver al
currículo único, obligatorio y uniforme
Segundo,
se atenta contra la libertad de cátedra consagrada en la Constitución Nacional,
al imponérsele una determinada concepción ideológica a los maestros
Tercero,
se violenta la Constitución Nacional, que sometió la dirección de la educación
nacional a las determinaciones de una ley y le quitó al Ejecutivo la función
omnímoda de su manejo.
Cuarto,
los postulados ideológicos de la evaluación por competencias y de la educación
por competencias son inmensamente controvertibles.
Quinto,
se convierte en un atropello con los estudiantes sometidos a una
experimentación de conejillos de Indias de una prueba improvisada, mal
preparada, ambigua, poco comprensible, con cuestionarios absurdos, de todo lo
cual depende su ingreso a la educación superior.
Sexto, con
resultados catastróficos debidos a la prueba, no a la educación, se quiere
desacreditar la educación pública y abrirle camino a la privatización del Nuevo
Sistema Escolar.
Con
los mismos postulados, igual metodología y propósitos idénticos se ha
adelantado en Bogotá una evaluación de la calidad de la educación con
resultados más catastróficos que los del examen del Icfes. Es allí donde se
pone en evidencia el objetivo perverso de estas pruebas por competencias,
porque se han utilizado para privatizar la educación, aplicar el Nuevo Sistema
Escolar y adelantar una campaña orquestada contra los maestros. El terror hoy
recorre el servicio educativo de Bogotá y las instituciones, que, sin mucho
criterio o sistematización, acuden a la educación por competencias para ponerse
a tono con las imposiciones de la Secretaría de Educación dirigida por Cecilia
María Vélez. Esta misma evaluación fracasó en Manizales por la oposición de los
maestros, los directivos docentes, el sindicato y los estudiantes. Fecode
rechazó la evaluación por competencias y los exámenes del Icfes en el XVII
Congreso celebrado en Santa Marta, el pasado mes de marzo. Igualmente, condenó
su aplicación a la educación básica en la capital de la República. Así como en
Manizales los maestros y los estudiantes boicotearon la pruebas de calidad de
educación, los bachilleres deben hacer lo propio con los exámenes de Estado que
adelante actualmente el Icfes con pruebas por competencias.
Invitamos
a los estudiantes de últimos años de bachillerato a unirse a este movimiento en
contra del atropello que significan estos exámenes
EL VERDADERO ATROPELLO A LOS ESTUDIANTES DE COLOMBIA..Y EL DESPRESTIGIO A LA EDUCACION PUBLICA.
POR FAVOR DIVULGAR....
No hay comentarios:
Publicar un comentario