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domingo, 18 de julio de 2010

OTRO "POLVO" PEDAGÓGICO.

Hello fellows.
Someto a su pedagógico criterio, este "polvo" que es el resumen de uno más grande que escribí para un compañero Argentino que me pidió algunos conceptos sobre la educación Colombiana. Ni modo de pedirles que opinen porque aunque sé que están visitando el blog, no he podido identificar las razones que inhiben la expresión de sus comentarios. Por ahora me basta con que lo lean.
Suerte y Sinceros abrazos

SER MAESTRO DEBE SER UN ACTO DE VALOR Y DIGNIDAD.




Lo más valioso del ser humano es su capacidad intelectual.
Es lamentable que en el proletariado, todo este invaluable tesoro,
Haya sido condicionado exclusivamente,
para la cotidiana tarea de conseguir
“el pan nuestro de cada día

G. López

No es extraño que en Colombia casi toda la gente suponga ciegamente que la educación consiste en ir a escuela y sentarse a recibir datos que preparen al individuo para ingresar medianamente protegido a la creciente meritocracia diplomada. No es extraño, porque los procesos de aula han sido diseñados para generar pasividad, cristiana resignación, y otra multiplicidad de actitudes negativas en un individuo que se ejercita en el arte de no cuestionar conceptos, que aprende a repetir y a creer que no puede acceder al conocimiento su aplicación y desarrollo, si no es con ayuda del maestro, (Quien también termina creyéndolo). No es extraño, porque el estado mismo, prefiere tener al maestro como contestatario y no como socio; y la profesión docente es vista como de “Quinta”, y su remuneración no se compadece con la enorme responsabilidad que acarrea la formación y no se desarrollan políticas que permitan actualizar conocimientos y métodos pedagógicos, que surgen cada día a un ritmo más acelerado. No es extraño, porque muchos maestros hemos terminado subestimándonos y hemos adquirido un temor visceral al estudio de lo político como complemento de nuestra formación y en los peores casos, nos hemos convertido simplemente en la cuota burocrática del cacique de turno, afectando el compromiso del docente con el país y con la tarea educadora y dando pié para que muchos críticos digan que la profesión docente, es un “escampadero de mediocridades” puesto que quienes acuden a las facultades de educación, lo hacen como último recurso e influidos por las facilidades de ingreso que se ofrecen.

Así que, aunque sepamos que en esta tremenda y dulce tierra Colombiana, ser Maestro y tratar de cambiar paradigmas, es indiscutiblemente un acto de valor que puede sonar enormemente subversivo para el paraestado, y que ha convertido a quienes lo intentaron, y aún lo intentan, en objetivo militar o blanco de persecución política; vale la pena detenernos un momento a pensar en nuestros jóvenes que están siendo afectados por la violencia, por conductas nocivas físicas y psicológicas que conducen a la intolerancia y a la no convivencia pacífica, lo cual los excluye de la dinámica social, les genera baja autoestima y les arruina toda posibilidad de desarrollarse dignamente. Los ciudadanos del futuro están siendo masacrados física, moral y espiritualmente; y esa terrible verdad hace necesario y urgente entonces, que los Maestros, repensemos la vieja sentencia de Albert Einstein en el sentido de lo criminal que resulta: “Seguir haciendo lo mismo, sabiendo que los resultados serán los mismos” e intentemos desde las salas de profesores, recuperar la dignidad de la profesión mediante el inicio de acciones simples, como el estudio de la verdadera historia de nuestra pedagogía y de nuestra patria, hasta generar debates que vayan dirigidos a deconstruir los procesos y las estructuras que han cumplido hasta la saciedad, y con sevicia y alevosía, su nefasto objetivo de mantener la miseria y el padecimiento de las mayorías.
Aunque sepamos que la educación “per se” no cambia el actual estado, también debemos tener claro que la deconstrucción del actual esquema, puede ir apuntalando las bases ideológicas que serán necesarias para futuros cambios; y que es desde los procesos de aula (todos suyos Maestro), desde donde se puede ir formando ese individuo con Criterio; dueño y constructor de su destino, que tanto necesita nuestra patria.

G. López.