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martes, 13 de octubre de 2015

LA TELEVISIÓN, MÁS DAÑO QUE BENEFICIO

Hola a todas y a todos. Me había demorado en aparecer porque he estado aprendiendo Tangos en mi guitarra y luego se me pegó la música de Cat Stevens y...Bueno ya pueden invitarme a sus asados para que evalúen el nuevo trabajo musical.
El presente artículo estaba empolvado entre algunos documentos que estoy quemando y decidí darle una nueva oportunidad. espero les guste a pesar de su extensión. No creo que sea posible usar menos espacio para reflexionar acerca de un tema tan trascendental en nuestras vidas. 
Gracias y por favor, comenten.
G. López

Cuando en un foro en el cual se debatían temas que incidían en la calidad del servicio educativo, se aterrizó en el análisis de los cambios sufridos por los estudiantes a través de los tiempos, y empezaron a escucharse expresiones tales como:
  • “Los estudiantes ahora son más ladinos y más perezosos que los de unos años atrás”.
  • “No están para nada interesados en lo que se les explica, y para uno como docente, resulta casi imposible motivar su interés”.
  • “No tienen la más mínima noción de urbanidad y cortesía; son más agresivos, más desobedientes y menos responsables”.
  • “Tienen una bajísima percepción del peligro”.
  • “Se dejan introducir más fácilmente en el mundo de la droga y de lo ilegal”.
  • “Empiezan su actividad sexual a unas edades inverosímiles”.
  • “Cuando llegan por primera vez a la escuela no se saben ni siquiera el Padrenuestro”.
  • “Manejan un lenguaje que solamente ellos entienden”.
  • “El juego favorito en los descansos es darse patadas y puños acompañándolos con gritos estentóreos y actitudes desconcertantes”…
Y muy seguramente los comentarios hubiesen seguido hasta agotar el tiempo, si no es porque la moderadora, escribió sobre el tablero, la siguiente pregunta 
 ¿Qué haría Usted como docente responsable, si un día cualquiera intuye con mediana certeza que alguien está manipulando a sus estudiantes para invertir sus escasos valores y convertirlos en personas violentas, hipersexuales, facilistas, individualistas, pobres de lenguaje, pasivos, insensibles, inestables; y para colmo, está propiciando la temprana y nociva relación de ellos con la precaria subcultura de los adultos?
Sobresaliendo del casi ensordecedor e incontrolable murmullo de los asistentes, se alcanzaron a percibir multiplicidad de respuestas, unas tremendamente radicales, otras jocosas y algunas más, rayanas en la pasividad justificada en el subcutáneo temor que implica inmiscuirse en situaciones que pueden desencadenar fuerzas oscuras y de suyo, letales.
Se destacaron:


  •  “Reúno las pruebas y las llevo a bienestar familiar.
  • ·“Doy el rápido aviso a los padres y me pongo a sus órdenes para lo que necesiten
  • ·“Yo lo identifico, consigo las pruebas y peleo hasta que lo judicialicen”
  • ·“La justicia en este país es muy acomodaticia y se corre el riesgo de que lo dejen libre, es preferible hacer la vuelta por otro lado”
  • ·“Yo no me meto en esos paseos; uno no sabe quien está detrás de toda esa tramoya, ignora que tan peligroso pueda llegar a ser y…Lo mejor es dejar eso quieto”

No incluyo mi respuesta porque sonrojaría a muchos de los presentes, de la misma manera que me sonrojé cuando la conferencista nos aclaró que los personajes de los cuales estábamos hablando y que tanto daño nos estaba causando eran: “LOS MEDIOS MASIVOS DE DIFUSIÓN Y QUE ENTRE ELLOS EL MAS PELIGROSO ERA LA TELEVISIÓN
En medio del sepulcral silencio, del recinto, y mi tremendo desconcierto, empecé a recordar que aún debía algunas cuotas del mío y que estaba pensando en cambiarlo por uno más grande y poderoso, hasta que alcancé a escuchar que uno de mis colegas argumentaba algo que me devolvía un poco la dignidad perdida:
—No creo que el dañino sea propiamente el medio de difusión masiva conocido con ese nombre, sino el uso que se ha venido haciendo de él”. —Aclaró, logrando suscitar una onda de murmullos aprobatorios, que dieron pie para que la oradora redondeara su disertación sin ninguna nueva pausa.
Desde ese día me prometí que iba a estudiar con profundidad todo lo relacionado con medios masivos de difusión, e iba a socializar mis conocimientos con quienes quisieran hacerlo, pero en especial con todos mis estudiantes. Ahora, considerando los alcances de este su Blog se me ocurre que podemos iniciar un movimiento tendiente a lograr que se incluya dentro de las áreas obligatorias, una que tenga que ver con la lectura dinámica de signos e imágenes, para que nuestros estudiantes aprendan a ver las imágenes con un sentido crítico que les permita detectar lo implícito detrás de lo explicito, extractar el contenido latente del contenido manifiesto; o en otras palabras: “Descubrir el propósito con el cual se seleccionan los signos que se emiten a través de los Mass Media para así liberarse de su dominación”. Por supuesto, esta cátedra podría vincularse al área de Humanidades, para que los docentes cedieran en su triste empeño de enseñar gramática a niñas y niños que aún no han aprendido a leer
El ¿cómo hacerlo? Es tarea para un grupo de soñadores porque si se deja la tarea a los genios del ministerio en cabeza de nuestra flamante ministra…¿¿¿???

MASS MEDIA, MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN, MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL, O ¿MEDIOS MASIVOS DE DIFUSIÓN?
Para no terciar en la vieja querella lingüística acerca de si estos sistemas deben, o no, llamarse comunicación, puesto que en su mayoría carecen de “feed back” o retro alimentación, lo mejor es recurrir al concepto expresado por Jean Paúl Bolocco, según el cual encuadran dentro de este noción: Todos aquellos elementos o artefactos que sirvan para globalizar un mensaje.
Visto así, podemos enmarcar dentro de esta significación a la radio, la televisión, el periódico, las revistas, los tebeos, los comics, el libro, la Internet y todos aquellos cuya función manifiesta, sea la de llegar al mayor número posible de consumidores. Esta valiosa característica, los ha convertido en indispensables para la reproducción de las estructuras ideológicas y económicas imperantes, valiéndose, por supuesto, del “analfabetismo de los media”, que es un mal común a casi todos los usuarios, independientemente de su edad, género, etnia, credos, etc.
No es necesario ser un observador muy perspicaz para llegar a la conclusión que el Mass Media más común en nuestra realidad, es la televisión, razón por la cual, ocupa también un lugar privilegiado en el presente estudio.

LA TELEVISIÓN; BREVE HISTORIA
Los primeros dispositivos realmente satisfactorios en el proceso de captar imágenes, fueron el Iconoscopio, que fue inventado por el físico estadounidense de origen ruso Vladimir Kosmazworykin en 1923, y el Tubo Disector de Imágenes inventado por el ingeniero de radio estadounidense Philo Farnsworth poco tiempo después. En 1926, el ingeniero escocés John Logiebaird inventó un sistema de televisión que incorporaba los rayos infrarrojos. Con la llegada de los tubos y los avances en la transmisión radiofónica y en la electrónica, que se produjeron en los años posteriores al primer conflicto mundial, los sistemas de televisión se convirtieron en una realidad. Las primeras emisiones públicas de televisión las efectuó la B.B.C. en Inglaterra en el año de 1927 y la C.B.S y N.B.C. en EE-UU en 1930. Ambos utilizaron sistemas mecánicos y los programas no se emitían con un horario regular. Las emisiones con programación, se iniciaron en Inglaterra en 1936 y en EE-UU en 1939. Las emisiones programadas se interrumpieron durante el Segundo Conflicto Mundial, y se reanudaron cuando terminó.
EN COLOMBIA
Desde su aparición en Colombia en 1956, la televisión se ha propagado tanto, que casi desplazó por completo a los otros medios masivos de comunicación. En 1965 había en nuestro país, un número aproximado a los 100.000 receptores de televisión, para una población cercana a los 15 millones de habitantes, lo cual significaba un 0,006 equipo por habitante. Era la época en la cual se producían grandes aglomeraciones en las ventanas de los afortunados poseedores de un T.V. En 1970, con la aparición de la televisión en color los televisores experimentaron un crecimiento enorme, lo que produjo cambios en el consumo del ocio, A partir de 1984, la utilización de satélites para las transmisiones de alcance mundial permitió que la señal cubriera la totalidad de los cinco continentes. Y la aparición del actual fenómeno de la televisión por cable, ha disparado el consumo a niveles desesperanzadores, hasta el punto que hoy 2015, casi no existe un hogar colombiano donde no haya por lo menos un equipo; y lo “normal” es que cada casa disfrute del servicio de cable, un receptor y un reproductor de video, blue ray, Tablet o portátil, en cada cuarto de los componentes del grupo familiar.
Este millonario y alucinante crecimiento de la audiencia televisiva, tomó tan desprevenidos a los estudiosos de la conducta humana, que sólo hasta ahora, empiezan a escucharse con bastante afán y urgida frecuencia los clamores de quienes ven en el manejo de lo televisivo uno de los más grandes males del siglo. En nuestro medio, este espinoso tema viene inquietando desde mucho tiempo atrás a un -lastimosamente reducido- número de Psicólogos, uno que otro docente y algunos aspirantes a profesionales. De entre estos estudios, vale la pena resaltar el efectuado muchos años atrás, por la Universidad Industrial de Santander, el cual involucró a 6.027 niños y niñas de cuatro a doce años, 750 familias y 735 maestros, y que en aquella época planteó y comprobó las siguientes hipótesis:
  1. Que los niños y niñas colombianos, dedican más de seis horas diarias a ver televisión, lo cual significa entre 1500 y 2000 horas al año. (En la escuela están alrededor de 900 horas)
  2. Que los niños de 2 y 3 años, están frente al T.V. entre 3 y 8 horas diarias contemplando sus programas favoritos: publicidad, dibujos animados y series policíacas.
  3. Que a las 8 de la mañana Colombia tiene una tele-audiencia de casi 1’000.000 de niños. Entre las 2 y las 3, esta clientela crece hasta 3.000.000, y de 5 a 9 de la tarde la cifra alcanza la escandalosa suma de casi 5’000.000 de pasivas e inocentes victimas. (no estoy hablando aquí de los adultos) No es de extrañar que un niño vea por término medio 10.000 fórmulas publicitarias o de propaganda, concisas y elocuentes (al año), lo cual convierte al menor en un sujeto pasivo para el consumo, donde se le vende un mundo irreal en el cual la felicidad es sinónimo de posesión. Las instituciones encargadas de la radiodifusión televisiva regulan aspectos tales como que la televisión no debe fomentar comportamientos perjudiciales para la salud o que se debe adoptar medidas para garantizar que los menores puedan desarrollarse física, mental o moralmente. También la Constitución Colombiana establece la protección del derecho al honor, a la intimidad y a la propia imagen del menor; y se ha comprobado hasta la saciedad, que demasiados programas dejan serias dudas a este respecto, pues utilizan la imagen del niño para hacer espectáculo.
  4. Que los niños ven cada semana un promedio de 670 homicidios, 15 secuestros, 848 peleas, 420 tiroteos, 8 suicidios, 20 escenas eróticas, 30 casos de tortura y 18 casos de drogadicción. En 18 horas de programación se ven 1846 actos de violencia. ¿Será que esta tremenda carga contribuye a formar conductas agresivas? Como ejemplo-muestra del frenesí televisivo, basta un caso categórico: En los últimos episodios de Dragonball Z, Son Goku y el villano Freezer protagonizaron un combate que duró más de tres horas, llevando la tensión a límites insospechados. Es la invasión de la "Songokumanía" que tantos adeptos ha creado entre los más pequeños. Una vez más los niños asistieron "pasmados" al espectáculo de que los "Buenos pueden matar y los malos merecen que se les mate". Un medio que muestra acciones violentas, las desencadena. La televisión nos anestesia y terminamos tomando como normales actos de pura violencia.
  5. Que las niñas y niños, presentan una marcada tendencia a identificarse con los personajes ficticios que se les presentan.
  6. Que los programas de televisión, han incidido notoriamente en el empobrecimiento lingüístico de nuestros niños y niñas
  7. Que la televisión y otros medios masivos de comunicación, no propician la identidad nacional.
  8. Que la sociedad de consumo explota la mentalidad de los televidentes, creándoles falsas interpretaciones de la realidad y necesidades ficticias.
  9.  Que los medios masivos de comunicación; pero en especial la televisión, contribuyen a presentar el dinero y la violencia como los supremo valores del hombre, y como la única forma de resolver sus problemas
  10. Que la televisión se ha convertido en la mejor “nana” para los hijos de aquellos hombres y mujeres que deben buscar en conjunto, la manera de seguir respirando como familia.
  11. Que quienes consumen determinados productos obtienen por arte de magia la felicidad, el éxito, el poder, la belleza y el amor.
  12. Que el fin justifica los medios.
  13. Que las guerras, la violencia y la competencia son inevitables.
  14. Que triunfar es pasar por encima de los demás.                                                         Por otra parte, se comprobó tangencialmente, que muchas telenovelas, series de televisión y aún los comerciales están continuamente reforzando estereotipos en el sentido de:
  15. Que sólo las mujeres bellas, esbeltas, y de preferencia rubias, merecen ser admiradas.
  16. Que una buena madre, es sólo aquella que sufre, llora y se sacrifica por sus hijos, independientemente del comportamiento de estos.
  17. Que el amor se demuestra dando objetos o gastando dinero.
  18. Que cuando la mujer trabaja fuera de casa, lo hace siempre en labores de subordinación en donde el jefe siempre es un hombre.
  19. Que un buen padre es el que da a su familia una casa, vacaciones y bienes materiales.
  20. Que la mujer siempre necesita de un hombre para solucionar sus problemas.
  21. Que la mujer casada sólo debe ocuparse de las labores del hogar, mientras el hombre resuelve los problemas del mundo.
  22. Que el hombre admirable, activo y atractivo toma decisiones, se arriesga y siempre gana. Es rico, y, junto con los elementos que posee, tiene también muchas mujeres.
Pero uno de los aspectos más alarmantes del estudio, es aquel que re-comprobó que: A la actual escuela, que siempre ha sido ajena a la reflexión acerca de los verdaderos problemas del continente y que con sus programas demasiado abstractos y formalistas, continúa “formando individuos integrales” para perpetuar el statu quo de la sociedad actual, le resulta casi imposible aportar herramientas de criticidad y creatividad que permitan a sus integrantes convertirse en televidentes activos, críticos y creativos. Sin embargo, se detectó una actitud honrada en una buena cantidad de maestros para abordar el tema de la realidad educadora de los medios masivos de comunicación, cuando plantearon que “A pesar de las dificultades que implica la estrecha relación de la escuela con el mantenimiento de las estructuras económicas imperantes, la autonomía explícita en la ley 115 de 1994, y lo expuesto en los artículos 13, 17, 18, y 29 del Proyecto de Convención Sobre los Derechos del Niño, adoptado por la Comisión de Derechos Humanos de las naciones Unidas en 1989, viabilizan la implementación de una “pedagogía de los medios de comunicación”, partiendo de la base de que la escuela es el lugar más apropiado para ello por razón de: su tiempo formal, su organización y el aporte de tecnologías y materiales que podrían ser útiles en la creación de talleres, conferencias, cursos, clubes escolares y extraescolares de lectura critica, activa y creativa del lenguaje de los medios masivos de comunicación.
No es necesario que sean grandes acciones acompañadas de millonarias inversiones; para iniciar, pueden ser esfuerzos sencillos pero reales y constantes, que contagien a otros para ir abriendo camino a realizaciones mucho más estructuradas”. (Helena Dávalos Hoyos)

CONCLUSIONES
La imagen, hoy, constituye el elemento más determinante de las características de nuestro ámbito de vida. Cantidad de mensajes nos son transmitidos a través de los Mass media que utilizan fundamentalmente la imagen. Según estudios realizados por la UNESCO, mientras que a través del oído se percibe un 20% de comunicaciones y a través de la vista un 30%, cuando se da la combinación de ambos sentidos el porcentaje de eficacia en la persuasión, se eleva ostensiblemente. Ver televisión no requiere un esfuerzo mental especial, a diferencia de la lectura, por ejemplo. No implica esfuerzo por aprender, ni habilidad para adquirir: no exige inteligencia. Las personas se sientan frente al televisor, no como los lectores se ubican frente a un libro —lo que requeriría un esfuerzo—, sino como espectadores, con una actitud totalmente pasiva. Las imágenes se ofrecen sin que el telespectador haga ningún esfuerzo, no requieren capacidad reflexiva o analítica alguna. Frente al televisor estamos por debajo del estado de alerta normal en una persona. Por otro lado, tener la vista fija produce un estado cercano al trance, como de ensoñación. (Esto ha sido demostrado haciendo mediciones de la actividad eléctrica cerebral.) Por ello es que no filtramos la información y quedamos expuestos a la manipulación. La acción de los estímulos recibidos desde la pantalla, y las sensaciones por ellos generadas en las áreas más profundas del cerebro, pueden producir estados de euforia o de temor, de alegría o de tristeza, placenteros o depresivos, sin que las personas que los viven sepan por qué se producen. La imagen televisiva entra en la mente de manera subliminal, es decir, sin ser percibida conscientemente. La televisión influye poderosamente sobre los espectadores, configurando su personalidad. Predispone, condiciona, y genera actitudes, conductas, formas de pensar, gustos, costumbres y modas. Por ello es que ejerce su influencia especialmente sobre la cultura infantil y la juvenil. La personalidad de un niño o de un adolescente no se conforma de la misma manera viendo o no televisión.
Nuestro lenguaje sufre hoy un empobrecimiento considerable. El mismo está fuertemente asociado a la acción de la televisión. Los personajes que siguen nuestros niños y adolescentes no son personas de un bagaje cultural envidiable. Mediante una palabra intentan expresar lo que normalmente necesitaría de una o más frases para ser expresado. Por ejemplo, en Colombia, es muy común escuchar a los adolescentes decir que algo «Está “boleta”», queriendo decir que «es algo de muy mala calidad».
La televisión crea una personalidad dispuesta sólo a recibir mensajes, sin cuestionarlas. Esto, a su vez, repercute en otras esferas de la vida, reforzando la tendencia a la pasividad, pues quita tiempo al ejercicio físico, las relaciones humanas, la lectura y otras actividades que exigen iniciativa. Sin quererlo, los niños y los jóvenes van adquiriendo la preferencia por una vida hecha. Si se acostumbran a presionar un botón y que todo les llegue terminado, se habitúan a recibir la información de segunda mano, sin verse obligados a realizar el esfuerzo de producirlas por ellos mismos. Como consecuencia de esto, se paran ante la vida como lo haría un espectador. Podríamos decir que siempre se cumple esta regla: Más tiempo frente al televisor, menos capacidad de iniciativa.
También está comprobado que, cuando los niños pasan mucho tiempo frente al televisor, se vuelven menos espontáneos y más inestables anímicamente, como si hubieran sufrido la amputación de su capacidad de vivir emociones auténticas y profundas. La televisión atrofia la sensibilidad. Los niños y jóvenes son cada vez menos capaces de entablar relaciones interpersonales cargadas de verdadero afecto.
Hoy somos menos comunicativos que en tiempos pasados. Nunca el hombre ha estado tan informado y de un modo tan rápido, casi inmediato. Pero tampoco ha estado nunca tan incomunicado. La televisión, los video-juegos y las computadoras producen niños y jóvenes aislados del mundo que los rodea, incapaces de comunicarse. La televisión, el más fantástico medio de comunicación social, es también el mayor medio de incomunicación familiar. (No es lo mismo comunicarse que compartir un espacio físico.)
La televisión alienta la propensión al consumo. Estamos amaestrados para la dilapidación. Los niños llegan a ser leales y entusiastas consumidores de un producto determinado. No sólo asedian a sus padres con el fin de consumir determinado producto sino que llegan hasta el extremo enfermizo de decir: «Papá, cómprame algo.» No importa qué, pero algo. Las personas ya no se interesan por el producto sino por el acto de consumir. 

Hoy, en la Posmodernidad, padecemos una nueva enfermedad: la tele adicción o síndrome de adicción televisiva. Pasar frente al televisor, la computadora o los video-juegos tres horas por día produce una adicción tan fuerte como el consumo del tabaco o las drogas. Hay personas que llegan al punto de depender tanto de la televisión, que pierden el contacto directo con la realidad. Lo real pasa a ser lo televisado, no la experiencia personal. Para los adictos a la televisión, los sucesos no son verdaderamente reales mientras no las hayan pasado por ese medio. Viven una verdadera esclavitud. Y si se los priva de la televisión, aparecen los síntomas de la abstinencia: la depresión, el aburrimiento, la irascibilidad, la angustia, etc. Estas personas llegan a pensar, a amar, a odiar, a rechazar, a aplaudir, a vestirse y a comportarse según lo que han aprendido por televisión. 
Es importante empezar a pensar que uno de los principales motores de nuestras vidas debe ser conocernos para llegar a reconocernos como individuos libres, pues éste es el único camino a través del cual podemos acercarnos al bienestar como entidades independientes, con poder de decisión, como constructores de nuestras vidas; de las que somos los únicos responsables. Este proceso de auto sensibilización del ser, choca frontalmente con nuestro modelo de vida, con los valores que se cultivan en nuestra sociedad consumista occidental, y es aquí donde los educadores debemos intervenir. Es obvio que, en la era de la información, la manera de enfocar la realidad ha cambiado, y los educadores, como perceptores y transmisores de información, también hemos cambiado. Sin embargo, en todos nosotros deben prevalecer, además de los conocimientos, una ética, unos valores y unas actitudes que nos acrediten para la educación y la formación de personas y no para satisfacer las necesidades de conocimiento de meras cabezas pensantes. Es decir, el primer paso que debe dar un educador ante este asunto es la toma de conciencia de que el problema existe, y asegurarse de que él quiere ser un mediador de información, una especie de enzima que ayude a los jóvenes a digerir la información de una manera saludable y beneficiosa. El papel del educador debe ser responsable, consistente, explícito e inflexible ante los excesos de difusión de irrealidades a las que se someten nuestros jóvenes, irrealidades que se enmascaran bajo la excusa de pretender contribuir a la creación de una sociedad “mejor” basada en los valores que están hoy en boga y que se resumen en la importancia del “ser” bajo la condición del “tener”: tener dinero, tener belleza, tener el último modelo de teléfono celular, tener un carro bonito, tener un/a novio/a bello/a, tener un hijo que es campeón nacional de ciclismo, que toca la guitarra, que practica karate, que habla 5 idiomas y tiene ambiciones en aumento (pero que tiene estrés desde los 10 años). Es entonces urgente, dejar en claro que este mundo es para todos, no sólo para los que tienen y, que desde nuestra posición como educadores, debemos transmitir a nuestros jóvenes que, pertenezcamos o no a los estereotipos que nuestra sociedad capitalista defiende, una persona debe encontrarse a sí misma en su interior, apoyándose en lo que “es” con independencia de lo que tenga, debemos hacerles ver que la diversidad enriquece y que los modelos que nos ofrecen los medios, no son los únicos ni los únicos buenos. Debemos sensibilizar a nuestros jóvenes de que simplemente “son” y que son libres para decidir qué quieren hacer de sus vidas, sin tener que dejarse influenciar por medios anquilosados en realidades MERCANTILISTAS, en su afán de atender las necesidades de un sistema. En definitiva, estamos obligados a fomentar actividades que nos ayuden a reflexionar y advertir sobre el uso que hacemos de los medios de comunicación y a desarrollar una visión crítica sobre los mismos y sobre sus contenidos, resaltando la idea de que deben servirnos para ayudarnos a propulsar una libertad basada en el conocimiento global y en la aceptación de uno mismo, y no una libertad basada en el conocimiento restringido y orientado a crear robots que nutran esta gran red impersonal.


PREPARADO POR.
GUSTAVO LÓPEZ GIL
PARA
INTERCAMBIO PEDAGÓGICO CULTURAL
SANDONÁ, NARIÑO—PAVAS, VALLE.







lunes, 31 de agosto de 2015

ACERCA DE LA JORNADA ESCOLAR COMPLETA... Y OTROS DEMONIOS.

Hola a todas y a todos. Presento a Ustedes este "polvo antiministra" para que abramos un debate sano acerca de las bondades o perjuicios de extender la jornada escolar.
G.López

Que la Ministra Parodi y su equipo asesor estén hablando de jornadas complementarias como programa bandera para mejorar la deteriorada calidad de nuestra educación, no obedece ciertamente a su ignorancia en materia de pedagogía. Más allá de su función como agente del estado, está el hecho de que, como todos nosotros,  ella también es producto de un rígido sistema de control (léase escuela), que, entre otros daños, inhibe o castra la capacidad de reflexionar, sin la cual es casi imposible, interpretar y comprender el mundo en el que vivimos para proyectarlo hacia el futuro.
Pretender prolongar el encierro de directivos docentes, docentes, personal administrativo, y estudiantes; sin haber deconstruido los actuales procesos de aula, encaminados fundamentalmente a controlar cuerpos, tiempos y espacios de los actores involucrados, equivale a “perfumar un bollo”; (Retomo aquí las palabras de uno de nuestros “padres de la patria”)
Esos procesos de aula (los mismos con los que se educaron nuestros abuelos y nosotros) obedecen a los lineamientos determinados para la escuela del siglo XVII,  que relacionaban la función del maestro, más con las palabras: obediencia, sumisión e información que con conocimiento; nacieron en un momento histórico en el cual era indispensable: “Educar a los nativos en religión católica, lengua castellana y obediencia y sumisión a las autoridades”. “El maestro es el formador de las mentes de los niños, como guía en la dirección por las sendas de la subordinación, obediencia y respeto por las potestades legales y debe ser mirado por el público, con la veneración y el respeto que merece una ocupación tan respetable, puesto que de ella depende la felicidad pública” (Decreto promulgado por el virrey Mendieta en 1799).

Hoy,  en pleno 2015, bajo la influencia de una globalización arrolladora, de una tecnología cada vez más invasiva, del predominio de unos sindicatos tremendamente beligerantes, de la profesionalización de la carrera docente, de la búsqueda urgente de la democracia y de la paz; una escuela que conserve esa fuerte e incuestionable estructura jerárquica, que homogenice  a sus estudiantes, que dosifique el conocimiento, que se convierta en una isla dentro de la cual se administra justicia y se decide sobre los derechos de las niñas y niños sin necesidad de consultar con el contexto jurídico del estado…Y que privilegie el autoritarismo y el sometimiento” sobre la libre expresión y la sacrosanta curiosidad, está quedada en el tiempo y en ella no pueden florecer espíritus libertarios ni mentes innovadoras con deseos de transformar el mundo.
Valdría la pena mirar con lupa la estructura de nuestras escuelas; para determinar la evolución de los procesos de aula y  cómo se están desarrollando, entre otros: la posibilidad de hacer uso del tiempo de manera autónoma, los procesos creativos, la reflexión profunda sobre la realidad y el estímulo de la imaginación, la capacidad de gestión;  métodos que asociados a factores de corte meramente académico, apuntalan los grandes descubrimientos y  la posibilidad de construir un proyecto de vida propio. Porque si el conservadurismo y las contradicciones internas mantienen a la escuela en un ambiente que niega los valores que se promulgan como deseables, que estimula cierta proclividad a la mentira, al fraude y a la violencia, donde reina el Dios miedo y la terrible certeza de la inequidad…Y donde algunas disposiciones trascendentales en la vida de niñas y niños, dependen del estado de ánimo de quien debe tomar la decisión, sería válido pensar que la escuela es un sitio francamente peligroso, donde naufragan toda la ciencia acumulada por Biólogos, Sicólogos, Médicos etc.etc.etc. Y que pretender aumentar la dosis de encierro a esta generación abiertamente digital, resulta, sino cándido, francamente criminal.
En términos de mejoramiento de la calidad educativa, se requiere urgentemente un análisis serio de nuestra cristalizada y sacrosanta estructura escolar para determinar cuáles son los factores que inciden en la nefasta calidad, y de ser necesario hacer “borrón y cuenta nueva”. Son muchos los caminos de renovación pedagógica que se han  explorado; pero parece que toda esta búsqueda se mantiene dispersa y por lo tanto no afecta a una institución como nuestra escuela que navega entre la lingüística educacionista que intenta recoger los últimos avances científicos y el conformismo, el sometimiento, y la rutina que aniquilan cualquier intento de renovación.
Sería ideal que surgieran formas no escolarizadas de aprender, para facilitar la aparición de talentos diferentes desde la primera infancia. Modelos que no exijan que las niñas y los niños pasen tanto tiempo en silencio en las aulas, sino que los obligue a interactuar con su entorno, a observar y a reflexionar sobre cuanto ven y escuchan. El aburrimiento, la falta de interés por la vida, la ausencia de ilusiones,  la apatía para participar en el mundo de la cultura, la ciencia y la política, son las consecuencias de tantos años de nuestro tiempo manejado y orientado por otros.
No me parece justo que se pretenda invertir tanto recurso en edificar más escuelas y “recluir “en ellas a esta juventud digital, sin tener en cuenta que el vertiginoso avance tecnológico pone a circular conocimientos muy útiles en espacios que no son del dominio escolar. El conocimiento se trabaja en la tecnología de una forma más amable que la de la escuela.

Gustavo López Gil.
Se recomienda y se autoriza su copia y difusión por cualquier medio; pero mencionen al autor

  

lunes, 1 de junio de 2015

PROCESOS DE AULA; UN TEMA "TABÚ"

Hola a todas y a todos. espero que hayan tenido tiempo para digerir el artículo anterior en cual se proponían algunas sugerencias para empezar a descristalizar la sacrosanta escuela. Este nuevo trabajo, apunta a intentar dar un poco de claridad acerca de uno de los temas "tabú" en educación:

 

LOS PROCESOS DE AULA, BASADOS FUNDAMENTALMENTE EN LA EXIGENCIA.
UN DESESPERANZADOR PRESENTE.

 En adelante, se considerará como procesos de aula, el conjunto de relaciones que se dan, básicamente, entre los docentes y sus estudiantes dentro del marco de la comunidad educativa. No se encasillan dentro de las cuatro paredes del claustro, porque muchos de ellos trascienden y ocupan el entorno familiar y social de los involucrados. De los tantos procesos de aula que se dan en la cotidianidad escolar, nos ocuparemos básicamente de aquello que la “lingüística educacionista” define como proceso enseñanza aprendizaje, y que en la gran mayoría de las escuelas colombianas se concibe como la transferencia de datos que deben ser “regurgitados” so pena de fracasar en la empresa de ganar años. Dichos datos, se transmiten de forma ineficiente y generan ineluctablemente, pasividad y otra multiplicidad de actitudes negativas en el “sujeto” del aprendizaje. Este no cuestiona los conceptos, aprende a memorizar, a repetir  a creer que no puede acceder al conocimiento, su aplicación y desarrollo sino es con ayuda del maestro. Casi todos los procesos de aula involucran tareas, actividades extracurriculares, ¿investigaciones?, calificaciones y ganar o perder el año. Entremezclada como pieza fundamental en este complejo y cristalizado engranaje campea la palabra EXIGENCIA, que más que un término, es la columna vertebral de casi todos los procesos de aula. La exigencia se entiende como “él factor o conjunto de factores que presionan a un individuo o grupo de individuos a realizar un esfuerzo determinado” (Fisher 1984).
Se desprende de esta conceptualización, que la exigencia se caracteriza por ser externa, por involucrar casi siempre una recompensa, una amenaza o el miedo, y por venir de alguien con una autoridad y poder incuestionables. La exigencia no puede considerarse negativa o alienante hasta tanto no se profundice en la naturaleza de su origen, su intencionalidad y las características de sus destinatarios. Algunas normas, reglamentos y leyes, son exigencias que en su gran mayoría están diseñadas para mantener la armonía y el bienestar de un colectivo social determinado. En esta medida, sacan lo mejor de nuestras capacidades para analizarlas, aceptarlas y cumplirlas sin que ello nos genere demasiado trauma.
Como negativas y traumatizantes, podemos determinar todas aquellas exigencias que involucran autoritarismo, amenaza, recompensa, y que están dirigidas a personas o grupos sin las capacidades adecuadas para racionalizarlas.
Las exigencias, en apariencia inhumanas que buscan seleccionar a los mejores y deshacerse del resto, tales como las realizadas en los cuarteles, en algunas organizaciones deportivas o en colectivos clandestinos, merecen capítulo aparte porque quienes las padecen, normalmente son voluntarios mayores de edad y que en su gran mayoría “necesitan” una muy fuerte presión externa para reaccionar adecuadamente. Sea como fuere, casi siempre sucede que luego de una determinada cantidad y calidad de exigencia y de un tiempo determinado, los mecanismos defensivos de algunos individuos entran a protegerlo (casi sin que él lo note) convirtiendo esas fuerzas externas en un proceso conocido como “auto exigencia” (que aparece asociado a algunos aprendices de músicos, jugadores de consola, deportistas, atletas etc.) y que a juicio de algunos investigadores es un regreso a la “motivación intrínseca”; innata en los seres humanos con respecto a la adquisición de conocimientos.
La mayoría de quienes han trabajado en el “desarrollo de la Psique humana” o en el desarrollo del conocimiento: Vasconi, Piaget, lacan, Jung, Freud etc. Advierten sobre los riesgos de procesos basados en exigencias, pues coinciden en plantear que todos los seres humanos nacemos con la necesidad intrínseca e innata de aprender. Esa necesidad MOTIVA, IMPULSA, MUEVE, a interactuar con el medio, para apropiárselo. Cuando esta acción es exitosa, el placer que resulta de ello, nos anima; MOTIVA a continuar con la actividad.
“Los patrones de aprendizaje temprano, preparan el terreno para el aprendizaje de toda a vida. Si un niño o niña, comienza (como casi todos) con una actitud positiva hacia el aprendizaje, entonces el patrón puede durar toda la vida. Si por el contrario, el patrón de aprendizaje no es bueno o está distorsionado por recompensas o castigos, el niño puede no animarse a intentar determinados procesos” (Colt 1999).
Es fácil considerar entonces, que los problemas en aprendizaje empiezan a surgir cuando aparecen las innecesarias y torturantes exigencias asociadas a recompensas, castigos, que en la escuela toman forma de calificaciones, sanciones, burlas, gritos, regaños etc. Que son la esencia de los procesos de aula y que anulan o inhiben la sacrosanta MOTIVACIÓN INNATA E INTRÍNSECA con la cual venimos equipados. Esa y otras razones asociadas a los “procesos de aula” y al funcionamiento de la escuela, hacen que los niños lleguen a sus aulas en la edad de los ¿Por qué? Y luego de unos 12 ó 13 años, salgan en la edad de los ¡A mi qué!  A mi juicio; sólo la tremenda resiliencia de pueblo colombiano ha evitado que los pocos estudiantes que culminan su bachillerato, vayan directamente a los manicomios.
           Parecería entonces que la deconstrucción de los actuales procesos de aula pasa por la reflexión acerca de las imbricaciones pedagógicas del término MOTIVACIÓN, para inventarse unos nuevos procesos donde no se inhiba o destruya la motivación intrínseca e innata de nuestros infantes; pero como decía Elena Dávalos Hoyos “es más fácil conseguirse una suegra virgen”. Porque para lograr ese fundamental cambio, los docentes tendrían que despojarse de “los discretos encantos del poder” heredados desde La Colonia.
  • ü  Los docentes más exigentes, son aquellos que menos dominan su asignatura, pues para ellos es más fácil exigir que orientar procesos. (Dubby Susan Dominguez, estudiante del grado décimo del Ateneo; Pradera)
  • ü  Algunos profesores piensan que su materia es el requisito indispensable para continuar respirando y se exceden en la exigencia, en las tareas y en la tiranía (Gian Carlo Céspedes, estudiante del grado noveno de la sede Santa Isabel, Pradera)
  • ü  El problema de aprender por miedo, o por una calificación es que cuando desaparecen el miedo y las calificaciones, uno olvida lo aprendido y no le quedan ganas de aprender nada nuevo. (Alba Marina Ceballos, estudiante del grado 11 de las Bethlemitas, Palmira.)
  • ü  Bastantes de mis compañeros, pertenecen a bandas delincuenciales; pero el discurso disciplinario de los docentes, sigue girando en torno a los uniformes.(N.N. del colegio ***E.)


Aunque queda la sensación de que faltó mucha tela por cortar, no sería ético ni estético finalizar este aparte sin antes mencionar un aspecto que por lo cotidiano y sutil, parece inofensivo para docentes y estudiantes; pero que a juicio de muchos expertos es uno de los factores que más incide en la baja calidad de nuestra educación. Es lo relacionado con el “ME” en el cotidiano discurso de los profesores: “Me hacen esa plana” “Me estudian esa lección” “Se Me aprenden esos cien verbos” “Señora, es que su niño no Me estudia”. Esa aparentemente inofensiva palabra, reforzada con las acciones asociadas a su incumplimiento, calan tan profundo en el alma infantil que niñas y niños, después de un corto periodo de estar escuchándola, terminan creyendo que están estudiando para el maestro o por una calificación, lo cual descarta de plano la alegría de aprender. Lo peor es que el docente también termina por creerlo.  

En Colombia, de cien niñas y niños que ingresan al preescolar, sólo un puñado de ellos logra su ingreso a la Universidad y seguramente llegan bastante “tocados”, si a eso se le suma que ahora tendrán que lidiar con las expectativas familiares con respecto a su futuro, la estructura misma del nuevo claustro y un cúmulo de ansiedades más, no es extraño que aparezca muy pronto, un fenómeno sobre el cual apenas se empieza a hablar y a investigar y que en el argot universitario se conoce como: Estres Acádémico.

Se autoriza y se recomienda su copia y difusión por cualquier medio, siempre y cuando se cite el nombre del autor.
Gustavo López Gil
gulogi2@gmail.com

domingo, 31 de mayo de 2015

ALGUNAS PROPUESTAS PARA DESCRISTALIZAR LA COTIDIANIDAD ESCOLAR.
INICIALMENTE EN LA BÁSICA PRIMARIA

Queridas lectoras y queridos lectores, estas propuestas están todavía sin discutirse en foros de docentes y todavía son muy incipientes, si piensan que estoy errado; por favor lo debatimos sanamente. Recuerden que el respeto no es dejar que el otro haga o diga lo que se le ocurra en tanto no nos perjudique; el verdadero respeto pasa por escuchar y ser escuchado; y aceptar o disentir sin ser violentado.
 CONSIDERACIÓN PREVIA
Es evidente que hasta tanto no dignifiquemos nuestra profesión y sigamos permitiendo que nos traten como a personas de “quinta” y nos exijan ciudadanos de “primera”, no tendremos cambios significativos en cuanto a la calidad de la educación.  Lo de los profesionales mejor pagados (también, los mejor preparados) no es una utopía, es el norte de las luchas de las futuras generaciones de docentes y tiene una sobrada justificación en la incuestionable importancia de los Maestros en todas las áreas del conocimiento.
Mientras llega ese feliz suceso, podemos ir apuntalando en nuestras comunidades las bases ideológicas que se requieren para reforestar corazones y ennoviarse con la alegría y la vida.

CON RESPECTO AL CURRÍCULO.
Actualmente, se presenta el currículo, como el cúmulo de saberes que debe adquirir una persona en la escuela durante un tiempo determinado, para acceder a la posibilidad de tener una vida medianamente digna. No sobra mencionar que este currículo ha sido determinado por el ministerio de educación desde que el “mundo es mundo” para que sea administrado por los docentes, que está dividido en áreas y asignaturas, que se aplica a rajatabla en todas las instituciones educativas con muy ligeras variaciones, siempre bajo la mirada vigilante del rector o del coordinador y que se dosifica según el leal saber y entender de los “jefes de área”.
¿Será un exabrupto proponer un análisis serio del actual currículo para solamente comprimirlo, ajustarlo y adaptarlo a las necesidades reales de nuestra comunidad?  
  1. 1.  Por ejemplo; tomar el Español y convertirlo en “Habilidades comunicativas” y trabajarlas seriamente desde primero hasta quinto, sin calificaciones, con informes descriptivos del avance del estudiante en su: escucha, expresión oral, lectura y escritura. Digo lo anterior porque sigo sin entender ¿por qué a niñas y niños de segundo, tercero cuarto y quinto, que escasamente leen, hablan y escriben,  se les obliga a aprenderse las partes de la oración; o la conjugación de verbos o todo ese galimatías gramatical que a esa edad, angustia y es una pérdida de tiempo y de años; pero que podría presentarse a la edad y en momento justo: octavo, noveno, décimo?
  2. 2.       ¿Por qué no juntar las Ciencias Sociales, las Ciencias Naturales, la Religión, La cátedra para la Paz y todas las asignaturas afines, en un área nueva que fácilmente podría llamarse “Yo Y Mi Entorno” con contenidos y actividades seleccionadas con base en el análisis de las características de la comunidad educativa?
  3. 3.       Con respecto a la Matemática, pienso que es urgente darle más el sentido de “Pensamiento Numérico” y al igual que las habilidades comunicativas, trabajar en el desarrollo natural de la lógica matemática en los estudiantes, antes de introducirlos en el extraño mundo de lo abstracto de las ecuaciones y de los algoritmos, que si encuentran una base bien cimentada, se desarrollaran sin las actuales aprehensiones y miedos a lo numérico.
  4. 4.       La educación física, en la básica primaria, debe estar cosida a los juegos infantiles y a algunas actividades pre deportivas, evitando en lo posible la competencia o la exigencia física exagerada. No se entiende por qué un niño o una niña de básica primaria debe ejecutar flexiones abdominales, sentadillas, darle 15 vueltas a la cancha etc., con el riesgo de adquirir una lesión de por vida. Si por su antropometría y sus habilidades innatas “pinta” para deporte de alto rendimiento, que sea un profesional en el área quien desarrolle sus capacidades.
  5. 5.       La tecnología y los sistemas deben ser la columna vertebral de los procesos de aula. No podemos olvidar que nuestras chiquillas y nuestros chiquillos son “digitales” y que la clase magistral tradicional, poco o nada consigue de ellos.
  6. 6.       La música, la danza, la pintura, el teatro… Y el arte en general, deben ser el pan de cada día antes o después de la jornada escolar dada su notable incidencia en la creatividad, la curiosidad, la tolerancia, la disciplina, la autoestima y muchas otras cualidades que las demás asignaturas no forman.


LA DOSIFICACIÓN DEL CONOCIMIENTO.
Ya en un ensayo anterior había planteado lo vomitivo que puede ser ingerir un jugo compuesto por: dos medidas de naranja, una medida de café o chocolate, una medida de sancocho y otra de jugo de limón. Si es sólo una vez, puede no ser mortal, pero si es todos los días hábiles durante 52 semanas…No hay cuerpo que lo resista. Por supuesto es un simbolismo para significar lo que diariamente hacemos con nuestros estudiantes cuando les programamos, dos horas de Matemática, una de Sociales, una de Tecnología y otra de Inglés (es casi lo mismo) Sólo que este último cocktail, envenena el alma y mata la sacrosanta curiosidad y la alegría de aprender.
Yo creo que ya hay en Colombia algunas instituciones educativas que han organizado sus horarios con: Una jornada de sólo habilidades comunicativas. Al día siguiente,  sólo pensamiento numérico, luego, sólo “Yo y mi entorno”. Un día para juegos y sistemas; y una última jornada de arte.
Todo esto, con la misma maestra o el mismo maestro durante los cinco años, sin presiones indebidas sobre el ritmo de aprendizaje individual, sin el miedo que significan el autoritarismo y las calificaciones, atendiendo debidamente las significativas diferencias individuales y consignando el avance personal, en informes descriptivos para los padres de familia. Cuando se termine esta primaria, estoy absolutamente convencido, que quienes la hayan superado (que serán casi todos), estarán en capacidad de asimilar los procesos de aula del bachillerato, previamente concertados y elaborados para suplir las necesidades “curriculares” de la nueva población  
Por supuesto este proyecto debe ser ejecutado mancomunadamente en un país, un departamento o un municipio, propuesto por las instituciones educativas, liderado por presidente, gobernador, alcalde o sus legítimos representantes y acordado con las comunidades educativas.
Se dice que cinco horas seguidas de una misma asignatura, no hay quien la resista. Y yo creo que sí, si se presentan de la forma tradicional, pero si se acude a la creatividad y versatilidad del Maestro, le va a faltar tiempo para desarrollar todas las actividades: juegos, películas, consultas a páginas web, socializaciones, exposiciones, ejercicios orales y escritos, guías, cuadros teatrales, canciones, tareas para hacer en clase etc. Trabajo que sólo se planea una vez por semana y que al estudiante le permite alivianar la carga de útiles escolares en el maletín.
En materia de procesos de aula, seguramente queda mucha tela por cortar; pero valdría la pena intentarlo para dejar de seguir haciendo lo mismo y esperar resultados diferentes.

Se autoriza y se sugiere su reproducción por cualquier medio, citando el nombre del autor.
Gustavo López Gil





sábado, 30 de mayo de 2015

Hello fellows. Here I go again. 
En esta oportunidad traigo un artículo acerca de la educación en Finlandia. Algunas negritas y subrayados son míos.

UN POCO EXTENSO, PERO VALE LA PENA LEERLO.

CONSIDERACIONES EN TORNO A LA EDUCACIÓN EN FINLANDIA
El sistema educativo finlandés está considerado uno de los mejores del mundo, especialmente por sus buenos resultados en materia de formación de ciudadanos. ¿A qué se debe? Traigo a consideración algunas características esenciales de la educación en el país nórdico que pueden contribuir a explicar su éxito y servirnos para reflexionar sobre nuestro propio sistema de enseñanza.
Parece ser que la premisa fundamental es que conceden más importancia al estudiante y a la búsqueda de virtudes, que a los contenidos y a la corrección de errores. El otro aspecto importante para tener en cuenta, es el justo valor que se da al arte como factor desencadenante de curiosidad, creatividad y disciplina.  
De una página web especializada en educación extraje estos aspectos que vale la pena tener en cuenta
1. Los docentes son profesionales valorados y muy bien pagados. La educación es una profesión con prestigio y los profesores tienen gran autoridad (no autoritarismo) en la escuela y en la sociedad. El equivalente a Magisterio en Finlandia es una titulación complicada, exigente y larga, que además incluye entrevistas personales, por lo que los maestros son profesionales muy bien preparados y vocacionales. 
2. La educación es gratuita y, por lo tanto, accesible a todos. El sistema educativo público establece que la educación es obligatoria y gratuita entre los 7 y los 16 años y debe ser impartida por centros públicos. Tampoco se paga por los libros ni por el material escolar, y todos los niños reciben una comida caliente al día en el colegio, también gratuita. En el caso de que el niño viva a más de 5 kilómetros del centro escolar, el municipio debe organizar y pagar el transporte.
3.El reparto del dinero público se hace de forma equitativa. Los fondos estatales se reparten de forma justa entre los centros. Hay una base de subvención común para todos pero la cifra final varía atendiendo a las necesidades de cada uno, de manera que se compense a aquellos con más carencias para equipararlos al resto. La igualdad de oportunidades es un valor esencial.
4. El currículo está al servicio de los estudiantes y no los estudiantes al servicio del currículo. Cada escuela y sus profesores diseñan y organizan el currículo según sus necesidades (aunque tiene unas líneas generales y un marco común para todos) y se planifican para conseguir los logros establecidos como mejor consideren.
5. La educación se personaliza. Desde los primeros cursos se interviene para apoyar a los alumnos con necesidades especiales, con lo que se evita que sus dificultades aumenten con los años y se minimizan los porcentajes de fracaso escolar. Se respeta el ritmo de aprendizaje de cada niño y se huye de las pruebas y actividades estandarizadas. Además, los profesores suelen ocuparse del mismo grupo desde 1.º (7 años) hasta 6.º (12 años), lo que ayuda a que los conozcan mucho mejor.
6. Los alumnos tienen tiempo para todo. La educación se toma en serio pero también se da importancia al juego y al descanso. Los niños no comienzan el colegio hasta los 7 años, momento en el que se les considera maduros para aprender. Además, las jornadas lectivas son más cortas. Los estudiantes de Primaria tienen solo 3 o 4 clases al día, con descansos de 15 minutos entre cada una de ellas a los que se suma el descanso para comer. Apenas hay deberes, las tareas se hacen en  clase, no en casa.
7. Preparar la clase es parte de la jornada laboral. Los profesores no imparten tantas horas de clase como en otros países, sino que el tiempo que pasan en el aula es más reducido y destinan las horas restantes a preparar sus lecciones, investigar, organizarse o trabajar de forma colaborativa con otros docentes.
8.Se evita la competencia y las cifras. Los estudiantes no hacen exámenes ni reciben calificaciones hasta 5.º curso (11 años) y los informes que el profesor elabora para los padres son descriptivos, no numéricos.
9.Se premia la curiosidad y la participación. La imaginación y la capacidad de emprendimiento son muy apreciadas en la sociedad finlandesa, abundan los profesionales de campos artísticos y creativos y también los de tecnología e ingeniería. Esto también se fomenta en la educación, donde se valora la creatividad, la experimentación y la colaboración por encima de la memorización y las lecciones magistrales.
10.Los padres se implican. La sociedad y las familias consideran que la educación es fundamental y la complementan con actividades culturales. A esto contribuyen las ayudas que reciben los padres para la conciliación de la vida laboral y familiar, para que dispongan de más tiempo con sus hijos.

Se recomienda su copia y distribución por cualquier medio

domingo, 15 de marzo de 2015

ACERCA DE ALGUNOS ERRORES EN LA CRIANZA DE NUESTROS HIJOS
Hola de nuevo, hacía mucho tiempo tenía ganas de "colgar" este artículo de Andrés Hurtado García que hace referencia a una vieja batalla pedagógica que ya la cuento entre mis más cruentas derrotas. El juez y el columnista, dicen lo mismo que yo repetí hasta la fatiga, a los padres de mis estudiantes y a todas aquellas personas que compartieron conmigo "la joda educativa". Espero que esta vez consiga al menos uno o dos: "el Profe tenía razón"


A LOS HIJOS CON GUANTE DE SEDA
Andrés Hurtado García. 


Columnista de EL TIEMPO.


Un juez de menores español expone sus ideas.

Se llama Emilio Calatayud. Es un juez de menores de España y su popularidad se debe a sus criterios claros e iluminadores (no compartidos necesariamente por todos) y a sus singulares sentencias a los que delinquen: a los jóvenes que infringen las leyes de tráfico los "condena" a que acompañen a las patrullas de carretera; ha obligado a "niños bien" a servir a indigentes y a un delincuente analfabeto lo condenó a aprender a leer.
He aquí algunas de sus opiniones: "Los menores son muy buena gente. Pero nos hemos equivocado con ellos. Hemos pasado de un estado dictatorial a un estado democrático y en materia de menores no tenemos término medio. Nos ha dado miedo poner límites a nuestros hijos, por temor a que sufran lo que a nosotros nos tocó sufrir. Han influido también circunstancias que afectan a la familia: la mujer se ha incorporado al trabajo, se ha resentido la familia y los chavales han pagado las consecuencias. Les hemos dado muchos derechos, pero no les hemos trasladado deberes.
"Hemos perdido el principio de autoridad. ¡Hemos querido ser 'amigos' de nuestros hijos! Y no se puede ser 'amigos' o colegas de los hijos. Yo soy padre y padre significa amor, autoridad, respeto. Es muy difícil ejercer una autoridad en democracia. Yo no soy un padre democrático, yo no he mamado la democracia, yo la he aprendido. Así que mi educación tiene muchos defectos de antiguo. Mi hijo estará más preparado que yo para educar a su hijo en ese término medio entre autoridad, flexibilidad y generosidad. Hemos sido la generación perdida; hemos sido esclavos de nuestros padres y hemos pasado a ser esclavos de nuestros hijos".
Cuando se le dijo que sus ideas podían ser reaccionarias, Emilio contestó: "Muchos piensan lo que yo pienso, pero no lo dicen. A mí me han agradecido muchos chavales a los que he condenado, que les haya puesto límites... Cuando castigo a mi hijo me quedo fastidiado, pero es necesario... Y cuando mi padre me daba tortas me decía: a quien le duele es a mí".
Cuando se le preguntó si a los hijos se los debía o podía castigar físicamente, contestó: "Hay que hacerlo con cariño, en plan educativo y en ejercicio de la paternidad. Cuando toca, hay que pegar con cariño. Lo que pasa es que hay que saber hacerlo. O saber dar un buen azote en el culo. Lo difícil es darlo en el momento justo. Yo, a mi hijo no le habré pegado muchas veces: tres o cuatro veces cuando era pequeño, pero no me arrepiento... A mi hija le habré dado dos azotes en el culo, cuando era pequeñita... una cosa es dar un azote y otra los malos tratos. Muchas veces los críos echan en falta esa inexistencia de los límites. No es ilegal dar azotes, a veces es conveniente".
Aclaro para algunos lectores, que la palabra azote en este caso, en España, significa una palmada. Otro día volveré con las ideas de este juez de menores, discutibles o no, pero dignas de pensarse. Y termino con él: "Hay niños con los que los padres ya no pueden. Y cuando llegan a los 14 son auténticos dictadores. Yo terminé el año 2005 con 165 padres que denunciaban a sus hijos por maltratadores".

Andrés Hurtado García.
Columnista de EL TIEMPO
tomado de www.eltiempo.com