LO QUE PUEDE LA MAGIA DE
UN VERDADERO MAESTRO
Hello fellows.
Quienes conocen la fábula
del escorpión y el sapo, saben que lo pedagógico lo musical, están cosidos
a mi naturaleza y que jamás voy a dejar
de tratarlos.
Quiero compartir con todos Ustedes, a manera
de saludo de año nuevo y con mis más sinceros deseos para que la Providencia
los colme de gratos momentos, este bellísimo documento que me llegó vía Mail y
que me llevó a pensar en cuantos violines habré dejado pasar sin sacar de ellos
sus mejores notas.
Un violín
había comenzado hermoso, pero a medida que pasaba el tiempo iba cayendo de mano
en mano. Y cada mano por la que pasaba lo destrozaba, maltrataba y lo rompía
más. Porque caía en las manos equivocadas. La gente que lo tocaba no lograba
identificar ni el valor, ni el uso que tenía y que le podían dar a aquel
violín.
Pasaron
muchos años hasta que el violín todo desgastado, quebrado, roto y feo cayó en
las manos de un subastador. Nadie le encontraba valor, todo el que lo miraba lo
menospreciaba. Nadie quería comprarlo ni por la cantidad más mínima. A ninguna
persona le llamaba la atención porque a todos les parecía que de aquel violín
ya nada bueno podía salir.
Entonces
en medio de la subasta y entre aquel grupo de personas, se
levantó un Maestro, quien con paso lento llegó hasta el frente y comenzó a
interpretar una bella melodía con aquel violín que hasta el momento le había
parecido a todos obsoleto. Era una composición armoniosa, un sonido que
capturaba la atención de todos los que allí se encontraban. Era tan bonita que
cautivaba el corazón y de los ojos de algunas personas brotaban lágrimas. A
partir de ese momento, el valor de aquel violín, cambió. Su
precio era alto, ese
instrumento había recuperado su valor. Lo arreglaron y volvió a recobrar su precio original.
Y mientras
leía estas línes, no podía evitar pensar que tú, nuestros alumnos y yo éramos
semejantes a ese violín. ¡Cuántas veces nos han tocado manos inapropiadas que
nos han hecho sentir poco valorados y estimados. El consumismo nos resta valor,
nos daña, nos afea. Los golpes y las heridas producidas por el mundo nos opacan
y hace que nos veamos mal. Los que nos miran no pueden ver que algo bueno
podría salir de nosotros. Nadie se anima a pagar ni un centavo por nosotros. Es
necesario entonces, que llegue a nuestras vidas ese Maestro que empiece a potenciar
a nuestras cualidades para que marquemos los tiempos al compás armonioso de su
ejemplo y propósito. Que nos coloque cada cuerda en su lugar, restaure nuestras
vidas y nos utilice para producir una sinfonía grata, diferente, esperanzadora.